Esta es una entrada para mirar atrás en el tiempo… Para ver mis primeros recuerdos que tengo de mí mismo en Finlandia.
La primera vez que fui seguramente yo era un bebé, pero de eso nunca me he acordado. Ahora hablo de la navidad del ’97 o ’98, que recuerdo que vimos a Papá Noel.
Fuimos primeramente a un centro comercial, y allí me senté con él. Le dije lo que quería (a lo mejor hasta se lo dije en español, pero bueno, tanto no puedo recordar) y luego, cuando me fui, me dio una galleta de esas típicas de Finlandia, las de jengibre, era enorme. Lo que sí que me acuerdo era que pedí un coche de bomberos y no se qué historias más.
En Nochebuena, estábamos en el salón de la casa de mi abuela. En la televisión daban un programa que parecía, desde mi punto de vista entonces infantil, uno en el que salía la cámara de seguridad de una tienda (ni de lejos lo era 😆 ). Estábamos cantando villancicos, aunque yo no duré mucho, por la tele. De repente, vemos por la ventana que viene un tipo gordo, con un traje rojo bastante llamativo y un saco que parecía estar lleno de paquetes. También tenía una barba que parecía que no se la había afeitado en años. Y el cartero no era, porque era bastante tarde.
Joulupukki entra a casa
Ese hombre, se acerca a la casa y toca el timbre. Mi tío, que era el que grababa entonces, abrió la puerta… y, efectivamente, entró un señor que conocía. En Finlandia lo llamamos Joulupukki, en España Papá Noel. Entonces se sienta en una butaca de ahí y nos hace las típicas preguntas de si hemos sido buenos. A partir de ahí empezó a repartir los regalos. Es gracioso, porque yo cuando recibía uno me iba con mi tía (se llama Tiia, por cierto), y mis primos también, entonces mi madre se quedaba sola. También fue bastante divertido cuando le tocó a mi padre. Ya todos sabíamos (hasta los niños) qué le iba a tocar: calcetines (es una tradición nuestra).
Fui abriendo los regalos, y uno de ellos era un camión de bomberos, que precisamente lo había pedido. Nunca olvidaré su mítico sonido: «Huomio, huomio, hätätilänne«. Seguramente recibí más cosillas, pero mi memoria ya no da más de sí.
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Mi padre me ha contado muchas veces que el Papá Noel que vino estaba borracho. Siempre me ha parecido curioso, pero la verdad es que tiene una explicación. Y es que en todas las casas por las que pasa les suelen invitar a una copa, y poquito a poco, pues bueno… 😆
En otras ocasiones seguiremos rememorando ocasiones divertidas que me han pasado en Finlandia… Hay tiempo para eso. 🙂
Es bueno tener recuerdos de la infancia; en mi casa no celebrábamos Papá Nöel, si no Reyes.
Por desgracia para mi, a penas me acuerdo de nada :/
Por cierto: me ha hecho gracia el nombre Joulupukki ^o^