El cementerio de Hietaniemi, donde descansan celebridades finlandesas

Expresidentes de Finlandia, poetas o novelistas famosos… El cementerio de Hietaniemi, donde se juntan lo antiguo y lo moderno de Helsinki, es el más importante de la capital, y me atrevería a decir que de todo el país.

Allí, cruces oxidadas y descuidadas desde hace años posan junto a tumbas en las que todavía hay flores y velas. Es una imagen normal, sobre todo en la parte antigua del cementerio, ya que está en pie desde hace más de 180 años.

El cementerio de Hietaniemi se fundó en 1829, indican en la web Stadissa. Eso explica que ya haya alguna tumba abandonada, pero a su vez contribuye a darle ese toque tan especial y clásico. Se construyó justo al lado de otro para los ortodoxos que, lógicamente, es todavía más viejo.

Para llegar hasta allí, puedes ir caminando desde el centro hacia el oeste perfectamente. Son menos de 20 minutos, poco más de un kilómetro, aunque si vas a ir en coche tampoco hay problema. Es más, en Arkadiankatu (la calle de Arkadia) tienes sitio de sobra para aparcar.

Ya aviso: el cementerio es enorme. De punta a punta hay como un kilómetro. Así que si vas por primera vez, mi recomendación: ve directamente hasta el final, allí están los presidentes, los caídos en guerra… Ahora, el principio tiene su interés también por ser la zona más antigua. Es curioso cómo hay dos capillas aquí, una en la parte vieja y otra en la nueva.

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Entre algunos de sus «residentes» más célebres destacan el pintor Akseli Gallen-Kallela, la escritora Tove Jansson (la de los Muumis), el arquitecto Alvar Aalto o el escritor Mika Waltari. Entre los presidentes y primeros ministros podemos citar Risto Ryti, Kalevi Sorsa o Urho Kekkonen (ahora pensarás: «Ah, sí, ese hombre… Con él fui a pescar un par de veces»). Aquí un mapa con su ubicación.

Los protagonistas de las guerras descansan aquí

Pero sin duda quien tiene la posición privilegiada es el mariscal y expresidente Carl Gustaf Emil Mannerheim. Ahí, bien hacia el fondo y con un enorme espacio reservado solo para él. En medio de una explanada encuentras su solitaria tumba, siempre bien cuidada y con un escudo encima de esta. A pocos metros se alza una cruz, que te ayudará a identificar dónde está.

La zona para los muertos de guerra, a los pies de Mannerheim, es enorme. Según Stadissa, yacen 3.164 fallecidos entre la Guerra de Invierno y la de Continuación. Miles de placas en el suelo destacan quiénes están justo debajo de ellas. Eso sin hablar del negro tablón con una retahíla de nombres de desaparecidos en estos conflictos que no parece acabar.

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La última vez que fui, estas Navidades, coincidía con un entierro. Sonaban las campanas y poco a poco salía un ataúd negro de camino a la tierra. Entre tanto, salía la gente de la capilla, toda silenciosa.

Por cierto, en el cementerio de Hietaniemi tengo a dos familiares, unos tíos abuelos, así que suelo ir en cada viaje. ¿Has estado tú alguna vez por aquí? 🙂