Finlandia no puede presumir de grandes montañas, pero eso no es ningún impedimento para poder esquiar. Aún nos quedan colinas, con suficiente pendiente como para coger impulso y disfrutar un buen rato.
Recuerdo que hace unos años, cuando era pequeño, fui a esquiar a un centro en Lahti. Se ve que había montadas todas unas pistas de distintos niveles según la dificultad, por supuesto al aire libre. La parte que más me gustaba era la de los principiantes, no porque no pudiera irme a otra pista, sino porque allí podía hacer como un circuito con sus giros y tal. La superior solo tenía un salto, y era muy plana (no en el sentido de la altura, sino que no tenía nada que me motivara).
Desde luego, el sitio más popular para esquiar es Laponia. Lo digo sobre todo porque es la zona más montañosa y tiene pistas en Ylläs o Levi. Pero también encontrarás más al sur, como la del centro de Ylläs-Halli, en Helsinki. Sino, otra opción es meterse en un bosque y hacer esquí de fondo, o buscar alguna colina.
Tengo una pequeña anécdota en Lahti para reír un poco. Para las subidas, había una especie de sistema en el que te sentabas y te llevaba hacia arriba. La cuestión es que mi madre me explicó mal cómo utilizarlo, y a la mínima me caí. Al final optamos por subir la cuesta a pie, pero me cansaba y al final, en una rabieta, me senté un rato en el suelo. No pasó nada más, pero es uno de los recuerdos que ahora me hacen gracia. Entonces tendría unos siete u ocho años.
Sin embargo, la primera vez que me puse los esquís fue unos días antes, en Villähde. Había una pequeña cuesta en la que me deslicé por primera vez con ayuda de esos bastones. Me dieron las primeras lecciones en cuanto a cómo girar y frenar.
LEER MÁS | Salto de esquí en Lahti: todo un lujo de ver
Para quien no sepa esquiar, para realizar giros lo más importante es desplazar el peso del cuerpo hacia el lado al que quieres moverte, un poco en plan motociclismo. Para acelerar, hay que poner los esquís en paralelo, y para frenar, dibujando una uve. Sencillo, ¿no?
A partir de ahí, solo hace falta practicar. Y te saldrás de la pista, te caerás… Pero, de verdad, vale la pena. Es una actividad bastante divertida. Y oye, hacer ejercicio siempre se agradece.
Hecho un poco de menos esquiar. Sí, desde esa vez, allá por 2001 o 2002, no he vuelto a pisar una pista. Pero ya ves que me acuerdo de cómo tengo que manejarme, así que creo que no tendría grandes problemas. Ahora, que eso no me privaría de probar la nieve unas cuantas veces.
Cuéntanos ahora tu experiencia sobre la nieve. ¿Hay muchas caídas en tu expediente? 😉