Jyväshyvä

Jyväshyvä, unas galletas como para tomar nota

Ya hace casi cinco años que me conoces. En este tiempo, te habrás dado cuenta de que tiro mucho por los dulces. Qué le vamos a hacer, me van muchísimo. Todos los que somos de mi familia, de parte de mi madre, tenemos algo así, de golosos. El otro día me dije: «vaya, no he puesto nada de galletas en el blog». Así que pensé, las de Jyväshyvä estaban muy bien. Y aquí estamos.

La marca es de esas centenarias, de aquellas que cuando Finlandia se independizó ya existía. Realmente no es de las más conocidas, pero para eso estamos aquí, para contarte lo ricas que están.

Jyväshyvä
Bolsa de Jyväshyvä, galletas con trocitos de chocolate.
Empecemos dando algunos detalles de Jyväshyvä. Surgió en 1906 en Finlandia, por lo que hace más de 100 años que están haciendo galletas. De las que se venden bajo este nombre, hay de varios tipos. Con chocolate, manzana o avena.

En 2012, según publica Talouselämä, Fazer adquirió la empresa Kraft Foods, lo que supuso que sus marcas pasarían a manos de quienes hacen el mejor chocolate del mundo. Sí, para mí es mucho mejor que el suizo. Bueno, la cuestión es que entre ellas está Jyväshyvä.

Sobre el nombre de las galletas, tengo dos interpretaciones. La primera, que se hacían en la ciudad de Jyväskylä e hicieron un juego de palabra utilizando la palabra hyvä (bueno). Desde luego, ahora se hacen en Helsinki, en la factoría de Fazer. Y la segunda teoría es que viene viene de jyvä (grano) y hyvä, y de ahí lo juntaron. O a lo mejor es una mezcla de todo lo mencionado.

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Jyväshyvä y un sabor duradero

Jyväshyvä galletas
Galletas de Jyväshyvä.
Vayamos ya al apartado del sabor, que es lo que más interesa. Recientemente he probado las que tienen chispitas de chocolate, y tengo que decir que no salí para nada decepcionado. Eso sí, me costó un poco encontrarla en el supermercado, porque en el S-Market no había, así que tuve que irme a un K-Supermarket.

En fin, una vez lo he probado, ya puedo decir que están para morirse. Tienen algo que recuerda a esas galletas de mantequilla, aunque estas son un poco más ligeras en este aspecto. Además, el sabor luego se te queda en la boca, por lo que el cuerpo no te pide al instante otra más. Y ojo, no estoy hablando de ese regusto desagradable que experimentamos con según qué comidas. En este caso, es mucho más agradable. Se te queda una sensación muy suave en el paladar.

Sí que es cierto que cada galleta es bastante pequeñita y fina, y que fuera un poco más grande se agradecería. Y el hecho de que tenga pepitas de chocolate no evita las comparaciones con las cookies, que tienen muchos más trocitos. En ese sentido, unas pocas chispitas podrían funcionar bien. Pero bueno, supongo que son conceptos distintos.

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Ya para acabar, me encanta el detalle de la bolsa. De por sí ya está diseñada para que parezca un producto muy artesanal. Y que luego encima te vengan todas metidas dentro, sin ningún tipo de orden, como si fueran patatillas, lo adoro. Que después te encontrarás que se rompen galletas y se quedan por el fondo, sí. Pero tampoco me molesta mucho eso.

Desde ya, te recomiendo que las pruebes. Si ya lo has hecho, ¿qué te han parecido? ¿Nos recomiendas algunas otras galletas finlandesas que hayas probado?

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