Esta entrada especial de Pascua va a ser un tanto diferente a lo que suelo contar. De hecho, me parece que es un hecho bastante misterioso, pues no he podido encontrar constancia de que hubiera tradiciones como esta. Lo que puedo garantizar es que esto sucedió tal cual lo cuento.
Tranquilos, no estoy hablando de ninguna historia de terror. Me refiero a un supuesto lobo que apareció en Pascua y me dejó unos regalos muy dulces. Pero bueno, vayamos ya al grano y a descubrir qué es lo que pasó.
Uno de los primeros días -habíamos aterrizado por Jueves Santo, creo recordar- mi madre me dijo que por la madrugada tendríamos una visita. Iba a venir un lobo a casa. «¿Allanamiento de morada?», pensarás. Pues es como Papá Noel, que debe de ser la excepción para este delito.
Esa noche me explicaron qué tenía que hacer. El lobo habría escondido mi pipo en algún sitio de la casa con un tesoro y que debía encontrarlo. En la misma vivienda residían otras dos niñas, un año mayores. Por tanto, si encontraba la gorra de ellas, no podía cogerla ni decirles dónde está.
LEER MÁS | Mämmi, la estrella estrellada de los postres de Pascua
Pues bien, al final me fui a dormir con la ilusión de empezar la búsqueda nada más despertarme. El sueño se hizo corto y la mañana llegó deprisa. Nada más saltar de la cama, fui a por mi tesoro. El paso por el baño y el desayuno podían esperar.
La búsqueda del tesoro
Así, dejé el salón, pero no decaído, porque no había hecho nada más que comenzar. Di media vuelta y regresé al pasillo, donde por un cajón asomaba misteriosamente y de forma un poco descarada un trozo de tela oscura. ¡Del mismo color que mi pipo! Nada más abrirlo confirmé que era el mío. Era el momento de ver qué había.
El gorro contenía toda clase de golosinas en abundancia. Y chocolate. Ahora mismo solo recuerdo una caja de salmiakki, concretamente de Fisherman’s Friend. Del resto ya se me hace difícil recordarlo, mi memoria no da para tanto detalle. Es que de eso ya hace 15 añazos.
LEER MÁS | Brujas… ¿en Pascua?
Tras esto, vi a una de las chicas que se dirigía a la sala. Pensé si lograría encontrar su pipo. Solo te diré que la siguiente imagen que recuerdo de ella era sentada en el sofá comiendo de su gorro de lana.
Ya te digo que me parece muy misterioso todo esto, en cuanto a que no he logrado encontrar referencias de este lobo de Pascua. Pero vamos, lo que te cuento es tal cual ocurrió. ¿A ti te suena alguna historia por el estilo en Finlandia?