Cuidado si vas paseando por Finlandia cerca de los bares. Porque a cualquier hora te puedes encontrar a sus puertas con borrachos. Y cuando digo a cualquier hora, digo a las 11 de la mañana. Son problemas derivados del alcoholismo, que la gente se queda a cualquier hora en los locales.
Muchos de ellos no se cortarán a la hora de ponerse a hablar con cualquier persona. Y sí, eso también te incluye a ti. Tranquilo, no hay motivo para sentir miedo. Yo mismo he visto cómo algunos borrachos se me acercaban a hablar. Por eso, te voy a contar cómo han sido estos encuentros.
Una de estas conversaciones con gente ebria fue una Nochebuena con una mujer en un bar de Korso. Tal vez el primer error que cometí fue sentarme en primera línea de Karaoke. La cuestión es que se me acercó y entre que me pregunta si hablo finlandés y tal, pues todo deriva en un «eres muy guapo».
Mi reacción fue de esas que uno no espera. «No lo soy», le respondo, con un tono que tal vez exageré un poco. Mi contestación fue algo ruda, diciendo que era mentira. Y sí, tuve que aclarar que sabía perfectamente lo que me estaba diciendo. En fin, por suerte no fue a más la conversación. Además, ella, que me sacaba unos 20 años, no presentaba síntomas preocupantes por el alcohol.
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Lo más raro de esa noche fue unos minutos más tarde, ya al salir del bar. Un hombre, seguramente muy bebido y al que no conozco de nada, me desea una feliz Navidad. Y me da la mano y todo. Para que luego digan de los finlandeses… Era una situación que tendría que estar grabada para que la vierais.
A este no le había visto nunca, no habíamos hablado ni nada. Pero bueno, es una muestra de las cosas raras que suceden. Además de uno de los múltiples ejemplos de cómo el alcohol hace «sociables» a los finlandeses. El problema es que luego cuando se exceden… Qué te voy a contar que no te puedas imaginar.
El finlandés que «sabía» español
Después, otro día me encontré con un hombre en la calle que, creo, me pedía fuego para el cigarro. Total, que no le entendí en ese momento. Y le dije que soy español. Bueno, en ese momento se montó una historia. Que sabía español, me decía. Lo típico, que conoces una palabra y ya hablas un idioma.
La palabra que supuestamente conocía era «vuelta». O eso creo. Porque su pronunciación me hacía dudar. Es más, creo que era italiano. Al final nos despedimos y yo seguí mi camino.
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El único problema con un -posible- borracho lo viví en un tren cuando iba con mi madre. Le preguntaron si era alemana, a lo que respondió que no, que era finlandesa. A partir de ese momento ya me perdí y no sabía qué decía. Así, una mujer anciana empezó a recriminarle su mala educación -bravo por ella- y la cosa se calentó. Total, que acabó viniendo un empleado del tren, le empotró contra un asiento y le obligó a bajarse. Eso hacia las seis de la tarde.
Seguramente me habrá pasado alguna vez más que haya hablado con alguna persona embriagada, pero estos son los casos que mejor recuerdo. En fin, ahora ya sabes qué te encontrarás por allí. Ahora, quiero recordarlo: el alcohol, mejor ni probarlo. Y tú, ¿con qué clase de borrachos te has encontrado en Finlandia?