kantarelli seta Finlandia

Kantarelli, la seta favorita de los finlandeses

Si hay algo en lo que los finlandeses hayan llegado a un consenso, es sin duda sobre su seta favorita. No hay discusión posible. Por algo luego se vende en los mercados a precios bastante altos. El kantarelli, conocido en español como rebozuelo.

Primero de todo, ¿cómo identificamos un kantarelli? Ese color amarillo, tirando ligeramente a narajna, es su primera característica llamativa. Y qué decir de esa forma que tiende a atrompetarse. Pero estas no son las únicas referencias que tienes que tomar para diferenciarlas de otras setas.

kantarelli seta Finlandia
Kantarelli es una seta de color amarillo, como estas de la foto.

Ahora me dirás, ¿de verdad tienen esa forma atrompetada? Porque en la foto no lo parece. Y bien que harás preguntándote eso. Pues sí, las más pequeñas son más redondeadas, pero a medida que crecen adquieren esta característica. A parte de esto, suelen medir hasta 10 centímetros de alto, explica el portal sobre natualeza Luonto Portti.

Los finlandeses tienen la suerte de que su seta favorita crezca en sus bosques desde junio hasta octubre. Pero, a ver, ¿cómo es ese sabor que tanto les atrae? Pues lo describen como ligero, a la vez que un poco agrio.

El kantarelli crece prácticamente por todo el país, en especial en el sur y el centro de Finlandia. En el norte no tanto, pero bueno, después lo suplen con otras delicias como la mora ártica. Y para encontrar la seta, en cualquier sitio vale. Con que sea un bosque de abedules, pinos o abetos ya vale. Y no se puede decir que escaseen.

Buscando kantarelli en el bosque

Este verano fui con unos amigos finlandeses de toda la vida de paseo por el bosque. Pues bien, fue ver un rebozuelo y ya no parar. Y mira que salimos a dar simplemente una vuelta, y de paso a recolectar algunas bayas. Lo de las setas surgió ya tirando hacia el final, a la vuelta. Vieron una en un lado del camino y ya no había quien les frenara. Porque, ya sabes, donde hay una seta, hay más. Son como seres sociales.

rebozuelo Finlandia
Unos rebozuelos bastante generosos, encontrados en el jardín.

Con la tapa de un cubo de yogurt, empezaron a amontonar setas. Cualquier cosa vale para ir recolectándolas. Al final, con esos kantarelli y unos cuantos más que había en el jardín de su casa de campo, hicieron una salsa de rebozuelo que acompañaron a un salmón ahumado. No es mal plan, ¿verdad?

Además de esa salsa, hay más platos que puedes hacer con kantarelli. Por ejemplo, un pastel o un risotto. Incluso puede ir bien con espaguetis. Hay unas cuantas recetas interesantes en K-Ruoka que, si un día te animas, podrías probar. Si no sabes finlandés, con traducirlo al inglés con san Google -y su traductor no tan santo- ya te harás una idea de cómo hacerlas.

Realmente, no puedo decir que sea demasiado complicado encontrar estas delicias en la naturaleza. Supongo que ese color llamativo ayuda. Igualmente, muchas veces tendrás que remover la vegetación para hallarlas. Es lo que tiene la búsqueda de las setas en general, hay que inspeccionar bien cada rincón para dar con el preciado objetivo.

Camino bosque
En un bosque como este, podrás encontrar kantarelli.

Aunque no sean supercomplicadas de encontrar, el precio en el mercado es alto. Ya sabes, la ley de la oferta y la demanda. A mayor es la demanda, más pagamos. En uno de esos puestos que hay a la salida del supermercado, recuerdo que estaban a ocho euros el litro. Sí, el litro, no el kilo. Ponen la mercancía -no malinterpretes, sabes a lo que me refiero- en un recipiente en el que cabe un litro para medir las cantidades. Pero eso ya es otra historia. Ahora hablamos del dinero.

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Y, bueno, estos ocho euros que te digo no los tomes como referencia. Todo baila, todo cambia. Y más en mercadillos o puestos por el estilo, que ponen los precios que les da la gana. O, si son sitios más serios, depende de cómo haya ido la temporada, suben o bajan su coste.

Después de explicarte lo que hay detrás del kantarelli, ¿te animas a probarlo? Y cuando lo hagas, cuéntanos qué te ha parecido 😉 .

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