Nos imaginamos la escena. Un día de verano, por la tarde-noche. Has estado toda la jornada en un mökki o casa de campo al lado de un lago. Te has bañado en sus aguas, has ido a la sauna -no necesariamente en ese orden- y has dado un plácido paseo por el bosque. ¿Cómo podemos subir más aún la apuesta? Pues con makkara para cenar.
El makkara no es más que salchicha. Así de simple. Pero de alguna forma ha conseguido conquistar los paladares finlandeses hasta el punto en el que se ha convertido en un clásico de las barbacoas veraniegas.
Cada año, cuando se aproxima el mes de junio y, por consiguiente, la fiesta de Juhannus o San Juan, los finlandeses se empiezan a frotar las manos. Saben que llegan el buen tiempo, los lagos… y la fiesta de salchichas. No lo malinterpretes.
Cada familia suele tener una casita de verano al lado de un lago. Es un lugar un tanto humilde, muchas veces no llega ni el tendido eléctrico ni el agua. Eso sí, la parrilla es uno de los elementos imprescindibles.
Entonces, después de un día en contacto con la naturaleza, qué mejor que encender el fuego y poner a calentar unas cuantas salchichas. Y de ahí al plato. Es la grandeza de este alimento, su simplicidad. Ni siquiera se suele comer con pan, como se haría en España. Como mucho se acompaña con mostaza, que siempre debe ser Turun sinappi, lo típico.
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En los supermercados se nota bastante esta afición por el makkara, pues ocupa un espacio considerable en estas tiendas. Y eso que en los últimos años varios consumidores se han mostrado reticentes ante este producto por no ser muy sano, tal y como indica la revista Tiede. Sin embargo, ahora en las neveras de los comercios hay salchichas con un objetivo más saludable, como son las veganas o aquellas en las que han añadido setas. También las he probado con queso y, dejando de lado el tema de lo nutricional, gana bastante en jugosidad.
Los orígenes del makkara en Finlandia
Dicho todo esto, ¿cómo llegó el makkara a Finlandia? El diario digital de MTV señala su aparición por escrito hacia el año 1547. Esta comida llegó al país hacia la Edad Media, prácticamente al mismo tiempo que a los países de Europa central. Así, hacia el siglo XVIII se hacían con las partes más baratas de los animales y cien años después los maestros salchicheros alemanes regresaron para darlas a conocer otra vez.
La primera clase de salchichas que hicieron en Finlandia son verimakkara, es decir, las que se hacían con sangre. Algo parecido a la morcilla y similar al mustamakkara, que puede que te suene más.
La popularidad del makkara fue tal que en 1910 ya había 30 fábricas que produjeran este alimento. Sin embargo, desde la década de los 80 y hasta ahora solo hay unas pocas grandes empresas que se dedican a esto.
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Por supuesto, los finlandeses no se han quedado solo con la simple receta de poner las salchichas en la barbacoa (o, peor aún, en el microondas). También las hacen en una sopa llamada makkarakeitto. Suena cutre, a la altura de los espaguetis con trozos de salchicha.
Un último apunte: aunque el makkara (también lo encontrarás por el nombre de nakki, una variedad más pequeña) sea de un símbolo del verano, en otras épocas de año también se consume. Por ejemplo, en forma de esa sopa que acabo de mencionar. Dicho esto, ¿ya has disfrutado de unas salchichas junto al lago? 😉