Finlandia tiene el privilegio, si se le puede llamar así, de tener una de las fronteras más llamativas del planeta. Para encontrarla debemos ir hasta la remota isla de Märket. A pesar de su notablemente reducida superficie, se rompieron la cabeza en su momento para delimitar la parte correspondiente de Finlandia y la de Suecia. Es por eso que, de alguna forma, se ha convertido en una atracción que ver en las islas Åland.
Realmente tiene una historia peculiar que se remonta un par de siglos atrás. Aquí te contaremos qué ocurrió en esta pequeña isla perdida en el mar Báltico.
Comencemos por ubicar este islote en el mapa. Se encuentra al oeste del archipiélago de Åland, al suroeste de Finlandia, a medio camino de Suecia. Märket no es más que una roca en medio de la nada con una superficie de 0,03 km², según un artículo de Turun Ylioppilaskyläsäätiö, la encargada de dar cobijo a estudiantes universitarios en Turku. Sin embargo, tuvo la capacidad de dar importantes quebraderos de cabeza.
Para entender la historia de esta roca perdida en el mar debemos remontarnos a 1873. Ese año fue calamitoso para la navegación marítima. Hasta ocho barcos naufragaron cuando intentaban esquivar la isla. Al final, estos incidentes desembocaron en la decisión de construir un faro en la parte más alta.
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El faro acabó de construirse en 1885 gracias a una iniciativa finlandesa. El problema es que lo levantaron en el lado sueco y no se habían dado cuenta.
Así se modificó la frontera de Märket
Mover un faro que pesa varias toneladas era sencillamente misión imposible. Así, la única posibilidad era mover la frontera. Suecia no quería perder ni un centímetro de territorio, así que debían moldearla al gusto de ambos países.
Algo que suena tan fácil de resolver tardó muchísimo en arreglarse. Lo consiguieron en 1985, justo cuando se cumplieron 100 años de la inauguración del faro. Hicieron una especie de zig-zag en la frontera para que ningún país perdiera superficie y Finlandia se pudiera quedar con su torre.
Esto no es lo único que hace peculiar a la isla. Si vas caminando en Märket desde la parte finlandesa hasta la sueca, tienes que ir cambiando la hora del reloj, pues el huso horario es diferente en estos países. Das un paso, estás en Suecia. Retrasas el reloj una hora. Das un paso atrás, estás en Finlandia. Vuelves a adelantar las agujas. Y no me quiero imaginar lo cachondo que podría ser un año nuevo allí, obviando el problema de que allí solo vive un guardia.
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A parte de eso, en Märket no encontrarás nada. El faro que causó tales inconvenientes, mucha roca, algún hierbajo y, con suerte, alguna foca. Sobre dicha torre, cabe destacar que es de los que están mejor preservados, según la asociación de faros de Finlandia. La misma entidad es la que se encarga desde 2007 de conservar la construcción.
Asimismo, la isla de Märket se ha convertido en un destino turístico en cuanto a que se organizan visitas. No pueden durar mucho, claro, pero utilizan su curiosa frontera como cebo. Incluso puedes quedarte a dormir allí si lo deseas.
Desde luego, es un lugar bastante curioso. No sé si merece la pena visitarlo por lo minúsculo que es Märket, pero sí que posee una historia bonita. Y tú, ¿te animarías a conocer la isla?