Las neveras de cualquiera que viaje de vez en cuando están repletas de las huellas de sus pasos por el mundo. De alguna forma, es una carta de bienvenida a las visitas que recibes en tu casa. El frigorífico, además de decirles cómo comes, les explica por dónde has estado (o por dónde han estado tus amigos que te han traído un souvenir).
En mi casa no iba a ser menos. Casi no queda un hueco en el que colocar un imán. Seguro que más de un viajero tendrá problemas de overbooking en la puerta de su nevera, pero de todas formas querrá ampliar su colección. Te explicamos los principales puntos en Finlandia donde las podrás adquirir.
Como viene siendo habitual en los puntos turísticos, los lugares de mayor afluencia de visitantes suelen venderlos y no es difícil encontrarlos. Es el caso de Kauppatori o la plaza del Mercado de Helsinki. Ahora bien, en cualquier tienda de souvenirs del centro los podrás adquirir.
Los hay de todos los colores: con estampados artísticos de renos, dibujos de saunas, ilustraciones en relieve de lugares emblemáticos… Estas últimas, mis favoritas de largo. También las hay de puro postureo: puedes comprar unas dedicadas a Laponia a pesar de estar a unos mil kilómetros de distancia.
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Lo mejor es no quedarse siempre con el primer imán que te encuentres por tu camino, ya que es posible que en otras tiendas también lo vendan (y a un precio inferior). Cada euro es fundamental a la hora de ahorrar en tus vacaciones.
Normalmente los patrones de búsqueda de imanes se repiten para cada sitio donde haya un cierto nivel de turismo, aunque es cierto que muchas veces si sales de Helsinki te cuesta un poco más encontrar donde los vendan. En Turku, por ejemplo, tuvimos que ir a la oficina de turismo para preguntar porque no veíamos por ningún sitio. Las mezquitas también son lugares clave para hallar imanes, pero su compra resulta imposible.
El chasco con los imanes en Turku
Aún tengo en mi mente el pequeño chasco que nos llevamos en Turku al buscar imanes chulos. Recalco lo de chulos, porque los que encontramos en Kauppahalli (el sitio que nos recomendaron) dedicados a la ciudad eran cutres fotos con el nombre de la antigua capital finlandesa y ya. Queríamos algo más elaborado, por ejemplo algún dibujo en relieve de un monumento representativo, como el Castillo de Turku. No hubo manera. En cambio, sí que los había de Laponia, a pesar de estar a cientos de kilómetros del círculo polar ártico.
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Como ya digo, mi nevera está repleta de los símbolos de varios países, incluidos algunos en los que hemos estado de escala (es el caso de Alemania, concretamente de Hamburgo) o que directamente desconocemos (por ejemplo, Canadá). Ya sabes, los típicos regalos que traen los amigos de otros países.
Y tú, ¿ya tienes la puerta de tu frigorífico muchos imanes de Finlandia? ¡Cuéntanoslo!