La gélida estación es todo un reclamo para los turistas extranjeros que se interesan en Finlandia y, a la vez, un reto. Si eres de esas personas frioleras que no puede estar a menos de 10 grados pero te atraen los paisajes nevados, toma nota de los consejos que te vamos a dar.
Con estos tips ya dará igual que estés a 0 o 40 grados bajo cero, pues podrás regresar sano y salvo a casa y decir «yo sobreviví al invierno finlandés«.
– Dos: cuidado con las extremidades inferiores. Los pies son sin lugar a dudas la parte de tu cuerpo que estarán en un contacto más cercano con el suelo helado. Ten en cuenta que puede haber fácilmente un palmo de nieve (por no hablar de cuando se acumula más de un metro), por lo que es necesario llevar unas buenas botas en las que no te pueda entrar ni un copo, calcetines de lana que calienten bien tus pies y unos pantalones impermeables.
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– Tres: si coges frío… ¿Y si por a o por b acabo con humedad en los pies? Esa es de largo la peor sensación posible: estar lejos de cualquier fuente de calor y con los dedos que empiezan a entumecerse. En un caso extremo hasta podrías perderlos. Pero si por suerte tienes una cabaña, un bar o lo que sea a tu alrededor, aprovecha, sécate los pies, caliéntatelos y, si los tienes a mano, ponte otro par de calcetines. Lo mismo podemos aplicar a las manos.
– Cuatro: el combo de la nieve y la ventisca. Seguimos con las sensaciones que te deja la meteorología. Otro problema que te puedas encontrar es que nieve y a la vez sople el viento con fuerza. Esos finos copos que impactan de forma continua en tu cara resultan muy molestos, con lo que es recomendable siempre llevar la bufanda o como alternativa, un pasamontañas o una braga. ¡Por favor, no te pongas el tanga en la cabeza, sabes perfectamente de lo que te estoy hablando!

– Cinco: Si sudas… Después hay otra cosa que debes tener muy en cuenta. No sudes. Puedes salir a hacer ejercicio si te apetece, pero siempre con moderación y con una planificación para no quedarte parado. Por otro lado, si sales de casa para visitar la ciudad, te darás cuenta de la importancia de vestirse a capas: primero una camiseta fina, después otra más calentita y finalmente el anorak. Cuando entres a algún establecimiento necesitarás quitarte el abrigo y como no lo hagas y sudes tendrás problemas a la salida.
– Seis: El hielo. Otro asunto que debería preocuparte es el de los resbalones. Te pongo en contexto. Ya ha habido una primera nevada en condiciones, pero se ha fundido rápido. Después se ha vuelto a desplomar el mercurio, con lo que ha dejado la superficie helada, y para más inri hemos tenido una nevada. Esto lo he vivido en mis propias carnes y puedo decir que verme caminar por la calle era un auténtico espectáculo. A cada paso que daba ya me veía en el suelo de lo resbaladizo que era. La mejor solución es andar a gatas, pero entiendo que pueda resultar un tanto embarazoso. Si decides ir erguido, ve con pies de plomo hasta que echen piedrecitas que proporcionen un mayor agarre.
Invierno en Finlandia: las carreteras, los carámbanos…
– Siete: Placas de hielo en la vía. Este problema también se traslada a la carretera. Si quieres sobrevivir al frío finlandés, conviene que tengas calzados los obligatorios neumáticos de invierno. Su ayuda es inestimable, pero ya te advierto de que ante un acelerón repentino no siempre funcionan. Hay que conducir fino, trazar las curvas con calma y controlar los pedales.
– Ocho: Tejados colapsados. Si eres más de ir caminando que a coche, conviene que pongas un ojo al cielo. No por si cae una nevada gorda, que también, sino porque en los tejados de los edificios se suele acumular mucha nieve. Al hacerlos con mucha inclinación, cuando hay una capa blanca considerablemente gruesa esta se desliza y la gravedad hace el resto de trabajo. Por suerte hay gente que trabaja cortando las aceras y tirando esta nieve como medida de precaución.

– Nueve: ¡Caramba! Este no es el único motivo por el que alzar la mirada. Los carámbanos también pueden formarse en las cornisas y como acumulen mucho peso ocurrirá lo mismo que con la manzana de Newton, pero con consecuencias potencialmente más peligrosas. Lo mejor: guardar las distancias con las fachadas.
– Diez: Gozando tras la cafetera. Por último, y no por ello menos importante, toma un buen café finlandés. O un cacao humeante, lo que prefieras. El caso es tomar algo a una temperatura decente y notar cómo tu bebida caliente recorre el esófago hasta llegar al estómago. A veces el placer lo encuentras en detalles tan simples como este.
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Con estos consejos ya podrás empezar a planificar tu próximo viaje en invierno a Finlandia. Y, tranquilo, aunque parezca que sea lo más peligroso y duro, lo recompensa con actividades y paisajes asombrosos.