¿Quién utiliza hoy en día un medio en tal declive como es la carta? Ya parece que ni siquiera los bancos quieren mandar misivas a sus clientes para ahorrarse un pellizco. Pero en Finlandia hay aún una tradición muy viva, que es la de enviar postales navideñas.
Cada año cientos de miles de finlandeses cumplen con una costumbre muy arraigada y que en otros países, en contraposición, prácticamente ha desaparecido. Veamos qué repercusiones tiene esta tradición en la vida de los finlandeses.
Seguro que pensarás que eso de enviar postales navideñas se ha quedado para gente mayor, o al menos te habrá pasado esa idea por la cabeza. En realidad he observado que público bastante joven continúa dando trabajo a los carteros cada Navidad, aunque es evidente que este medio no es precisamente el favorito entre mileniales.
Para hacernos una idea del alcance que tienen estos envíos especiales, hemos acudido a la página web de Posti, la oficina de correos finlandesa, para obtener alguna referencia. Los datos demuestran que a esta tradición aún le quedan varios años de vida:
- En 2017 se mandaron más de 26 millones de postales navideñas
- El envío de paquetes, al alza: un 9% más en comparación con 2016
- Emplean a más de 3.000 personas solo en Navidad
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Incluso parece que el tema del trabajo en Posti ya es de por sí una tradición. Algunos estudiantes aprovechan cada Navidad para sacarse un extra durante estas semanas y pagarse sus carreras y sus caprichillos. Y después, al cabo de un año, repiten en el mismo puesto.
Ahora bien, aunque todavía se echen en los buzones una cantidad considerable de postales de Navidad (una media de cinco por habitante), el descenso en los últimos años ha sido notable. En 2010 eran 47 millones los envíos de esta clase -también según la web de Posti-, por lo que la tendencia es preocupante.
El encanto de las postales navideñas
Habrá que ver si este descenso se sigue prolongando en los próximos años, porque sería una pena que desaparecieran las postales navideñas. Se mantuvieron en torno a los 50 millones de envíos desde los noventa hasta la primera década del nuevo milenio, por lo que convivieron un tiempo prolongado con Internet. Dicho sea de paso, las felicitaciones electrónicas tampoco parece que hayan sustituido al método convencional.
Desde luego, sería una pena que desaparecieran las postales navideñas. La ilusión de recibir una no se puede comparar con un mensaje de WhatsApp con un escueto «felices fiestas». Una carta tiene un componente mucho más personal que un pequeño texto que posiblemente sea reenviado o mandado de forma masiva.
Además, una postal con un diseño elegante puede servir también como adorno de Navidad. En casa de mi abuela, por ejemplo, hay todo un estante en el salón dedicado al correo que recibe por esta época. Igualmente, en nuestro hogar tenemos otro espacio en la cocina para colocarlas. Sí, nosotros también recibimos postales navideñas: casi todas de Finlandia.
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Esto es algo que ni WhatsApp ni Facebook podrán sustituir. Porque, admitámoslo, ni imprimiendo los memes de Papá Noel se lograría el mismo efecto. Y ya ni te digo si tuviéramos que reproducir en bucle el clásico vídeo guarrete de alguien con sombrerito rojo.
En fin, ahora solo toca esperar a que la población no baje el ritmo con sus misivas navideñas. ¿Tú también las recibes? Comparte con nosotros las mejores que tengas 😉 .