Si hay un presidente, con el permiso de Kekkonen o Mannerheim, que ha pasado a la historia por su relevancia ese es Kaarlo Juho Ståhlberg. Fue el primer político en obtener el cargo máximo de la entonces recién nacida República de Finlandia.
Desde que se subió al trono en 1919, Ståhlberg tuvo unos años muy duros por delante. La nación estaba políticamente en pañales. El periodo anterior fue marcadamente duro, con la guerra civil finlandesa como uno de los lastres. La inestabilidad del momento y los problemas sociales como la pobreza le obligaron a trabajar sin descanso durante su mandato.
Suomussalmi fue la ciudad que vio nacer a Ståhlberg el 28 de enero de 1965, según su biografía. Su nombre original era Carl Johan, pero luego se lo cambió por la versión finlandesa que hoy todos conocemos.
Su familia pasó por dificultades económicas después de que su padre muriera cuando Kaarlo Juho tenía solo ocho años. Su madre tuvo que ponerse a trabajar para conseguir que sus cinco hijos tuvieran futuro. De esta forma, el mediano de los hermanos fue a una escuela privada de Oulu. Allí, según indica la página web sobre los presidentes finlandeses, se convirtió en un alumno ejemplar. Su carácter era más bien tímido, pero lo ocultaba bajo una apariencia de formalidad.
Tal y como le corresponde a un estudiante de 10, se graduó en la Universidad de Helsinki. La carrera que eligió, Derecho. Allí también consiguió su doctorado y pronto mostró sus intereses en política. El partido liberal Young Finns acabaría siendo su opción predilecta y la que le llevó también a publicar escritos en el periódico Päivälehti.
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Desde muy joven ya se adentró en el mercado laboral trabajando en la misma universidad de profesor o en el Senado. En lo que se refiere a su carrera política, en 1894 logró un sillón en el Ayuntamiento de Helsinki como parte de la plataforma de Young Finns. A los 11 años fue elegido como senador, un salto de categoría remarcable. Su puesto duró solo hasta 1908, cuando se decidió que el Parlamento se volvería de cámara única. Para entonces ya había conseguido la relevancia suficiente como para que convertirse en diputado nacional.
Ståhlberg hacia la presidencia
Después de liderar el Consejo Constitucional y ser portavoz en el Parlamento, era hora de subir un escalafón más. Justo en aquel momento el país acababa de pasar por momentos muy complicados derivados de su independencia. Descartada la opción de convertirse en una monarquía con Federico Carlos de Hessen al cargo, se decantaron por la república como modelo de nación.
Entre los nombres que sonaban estaba el del mariscal Mannerheim, pero se creía que él podría provocar mayores divisiones en el país. Ståhlberg ni siquiera estaba ilusionado por ser presidente de Finlandia y para colmo acababa de perder a su mujer y estaba al cargo de sus seis hijos. Finalmente le convencieron: vieron que él era una figura que generaba más cohesión.
La tarea más relevante era la de crear una legislación para que el país se pudiera poner en marcha. Qué mejor que un hombre de leyes para tal misión. Lo que pasa es que se topó con muchos obstáculos. El más destacado fue el asesinato de su ministro de Interior, Heikki Ritavuori, a manos de fuerzas de extrema derecha. Estos movimientos le siguieron dando dolores de cabeza hasta más allá de su marcha de la presidencia. Aparte de estos detalles, su segunda mujer, Ester Hällström, fundó una asociación para ayudar a los huérfanos de la guerra civil.
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En 1925 finalmente se fue de su cargo, pero continuó como miembro del Parlamento hasta 1946. Su labor como asesor a nivel legal fue de lo más valorado hasta el momento de su muerte, el 22 de septiembre de 1952 a la edad de 87 años.
Visto lo visto, no es de extrañar su importancia a nivel histórico. ¿Descartarías algún aspecto de la vida de Kaarlo Juho Ståhlberg?