El 18 de agosto es una fecha que en Turku guardan en la memoria. Ese día del año 2017 se produjo el primer ataque yihadista en Finlandia. La tragedia conmovió a todo el país y tuvo una notoria repercusión internacional.
El ataque de un terrorista dejó un triste balance de dos fallecidos y ocho heridos. No es de extrañar, entonces, que el suceso marcara la vida de una ciudad que nunca se había esperado ser el objetivo de un simpatizante del yihadismo. Repasemos los hechos que ocurrieron esa tarde de agosto.
Aún recuerdo cómo se desarrolló esa jornada. Pasaban las cuatro de la tarde cuando estaba en Korso, regresando a casa de mi abuela después de hacer la compra. En un momento dado, me dio por mirar el móvil y vi la noticia. Atentado en Turku. Un hombre había apuñalado a varias personas en Kauppatori, la plaza del mercado. Antes de nada, un apunte. Kauppatori hay en un montón de ciudades, no solo la famosa de Helsinki.
¿Qué había ocurrido? A las 16:02 horas, un hombre empezó a atacar con un cuchillo a varias mujeres que estaban en dicha plaza. Su objetivo fue precisamente eso, mujeres. Entre tanto, algunas otras personas salieron a la defensa de las víctimas y también recibieron. Es por eso que entre los heridos también hay algún varón.
Acto seguido, el atacante abandonó el lugar y se dirigió a Puutori, a unas pocas manzanas del lugar. Eran las 16:05 horas. La policía ya estaba avisada de todo y el terrorista fue reducido entonces. Fue necesario dispararle en una pierna para arrestarle y detener el miedo que había invadido el centro de Turku.
Pánico tras el atentado de Turku
El pánico, sin embargo, ya había cundido en toda esa zona céntrica. Las calles se volvieron un desierto y lo único que alteraba esa calma tensa era la gran presencia policial.
¿Quién era el terrorista? Se llamaba Abderrahman Bouanane y era un joven de origen marroquí y 22 años. Él no tenía vinculación con ninguna organización yihadista -cosa que se acaba de confirmar cuando ningún grupo reivindica el atentado-, aseguró la policía. El susodicho había vivido una radicalización rápida: empezó a consumir material del Dáesh tres meses antes del ataque.
Bouanane llegó a Finlandia en 2016, tal y como indica el diario Ilta-Sanomat, como refugiado. Realmente lo hizo todo mal, y no es de extrañar que le denegaran la solicitud de asilo. Para empezar, mintió sobre su nombre. En realidad se llamaba Abderrahman Meckah, cosa que se descubrió después del atentado. También se quitó años para ganar puntos para que le aceptaran la petición.
Por cierto, tal y como señala la radiotelevisión YLE, Abderrahman Bouanane ha sido condenado a cadena perpetua. Lo más probable, viendo los antecedentes de otros delincuentes a los que les ha caído la misma pena, es que a los 14 años esté fuera. Ahora bien, habrá que esperar si ante la gravedad de lo sucedido se queda entre rejas más tiempo.
La solidaridad del pueblo
Sin duda, este incidente dejó huella en la sociedad finlandesa. Yo ya tenía previsto viajar a Turku antes de que ocurriera atentado, pero este suceso no consiguió atemorizarme: habría más policías encargados de protegernos a todos.
No solo había una notoria presencia de agentes, sino que también se había movilizado la población para recordar a las víctimas. Kauppatori estaba repleta de velas en memoria de las dos mujeres fallecidas. En una esquina de la plaza, alrededor de un soporte publicitario de Turku, había cientos de pequeñas luces acompañadas por banderas finlandesas y flores.
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Aún con todo lo sucedido, no debemos dejar de visitar ni esta ni otras ciudades finlandesas. Eso es justamente lo que habría querido el terrorista. ¿Ya tienes planeado ir a conocer Turku?