Aún recuerdo con cariño una visita que quiero repetir. La ciudad de Tampere me dejó muy buenas sensaciones cuando la recorrí en mayo de 2018. Las expectativas con las que iba no eran elevadas, por lo que acabó por sorprenderme gratamente.
Y tú, ¿también tienes planeado visitar Tampere? Nosotros estuvimos un solo día, pues no había tiempo para más. Tengo que decir que esta ciudad, la más importante del interior de Finlandia, posiblemente merezca más tiempo para conocerla en profundidad. Aun así, te diremos cuáles son los puntos que no debes dejar de conocer si estás allí menos de 24 horas.
La primera parada obligatoria es la Catedral de Tampere, una de las obras arquitectónicas del nacionalismo romántico más importantes de Finlandia (por no decir la principal). Su construcción acabó en 1907, aunque no por ser relativamente moderna debemos despreciarla. Al admirar su fachada comprenderás perfectamente su belleza. Si puedes, entra en ella para así completar una visita redonda.
Después de conocer la Catedral, hay que dirigirse al centro neurálgico de la urbe. Allí donde la vida hierve con alegría. Me refiero a los rápidos de Tammerkoski. Es un sitio fantástico para descansar un rato estirado en el césped, tal y como hacen los ciudadanos habitualmente.
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Tampere es una ciudad con un importante pasado industrial del cual ahora queda muy poca cosa en activo. Fue fundada en 1779 por el rey Gustavo III de Suecia, según el portal Visit Tampere, en una época en la que el territorio de Finlandia estaba bajo control del que ahora es nuestro país vecino y rival. Desde entonces ha evolucionado mucho y ahora es uno de los núcleos urbanos más importantes de la nación, con unos 240.000 habitantes.
El pasado industrial de Tampere
Precisamente sobre el pasado industrial que te explicaba, en las orillas de Tammerkoski empezarás a ver algunos ejemplos de antiguas fábricas que han dejado de estar activas. Es parte del encanto de Tampere.
Siguiendo por la senda que han dibujado las antiguas fábricas en Tampere, lo siguiente que hay que ver es el área de Finlayson. El nombre se lo dio una empresa textil, hoy en día aún activa, que se fundó en la zona. Sus calles aún tienen ese estampado de ladrillo rojizo que nos recuerda su pasado. En la actualidad, se puede decir que se ha reconvertido en un lugar multidisciplinar donde se han conjugado arte, restauración, cine… En definitiva, tienes entretenimiento de sobra.
Ya como última parada turística, hay que visitar sí o sí Pyynikki. A un cuarto de hora a pie desde el centro de la ciudad, este distrito de Tampere destaca por su naturaleza y su torre. Es todo un paraíso para los amantes de los bosques y la tranquilidad. Y lo mejor es que está sorprendentemente cerca del trajín urbano.
Las mejores vistas de la ciudad
Desde lo alto del esker de Pyynikki, tendremos la ocasión de subirnos a la torre de observación. Las vistas de la ciudad y los lagos que hay a sus lados son fantásticas. Además, a la bajada es obligatorio probar sus famosos dónuts. Recién hechos son una delicia que cualquiera debería probar.
Aparte de los dónuts, si tengo que recomendar algo típico de la ciudad para comer serían las alitas de pollo picantes. La receta no es finlandesa, ni mucho menos, pero desde Tampere se popularizó y se extendió a más zonas de Finlandia. Es todo un desafío para la gente que se atreva con esta clase de alimentos. Necesitarás varios vasos de agua para no acabar sacando fuego por la boca.
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Esto es definitivamente lo que hay que ver en un día en Tampere, que no es poco, te lo garantizo. Hay otras cosas que nos quedan pendientes de hacer, como conocer su museo de los Muumis, el de los trabajadores -Werstas- o el parque de atracciones de Särkänniemi, entre otros sitios. ¿Qué más nos recomendarías para conocer en esta ciudad?