Si estás ya pensando en ir a Finlandia, seguro que por tu mente habrá pasado la idea de meterte en una sauna. No cabe duda alguna de que esa es una experiencia 100% finlandesa que cada persona que visite el país debe descubrir.
Lo más probable es que cuando vayas a probar tu primera sauna, esta sea eléctrica. Es la que aparentemente está más extendida, pero si le preguntas a un lugareño, no sería de extrañar que tuviera como preferencia una de leña. Entonces, ¿cuál de ellas es mejor? Te lo explicamos.
No es ninguna novedad que la sauna eléctrica sea la más numerosa. Ya lo dice la Sociedad Norteamericana de la sauna (quienes están detrás son finlandeses o descendientes de finlandeses): desde los años 50 ya son mayoría en los hogares. Algo debe tener para que su uso sea tan amplio, ¿no crees?
La principal ventaja de la sauna eléctrica es la comodidad. Iniciarla es tan sencillo como apretar un botón y esperar a que esté caliente. Y para apagarla, lo mismo. Además, te permite ajustar la temperatura a tu gusto o poner el temporizador. Díselo a un finlandés 100 años atrás que eso sería posible y no se lo creería.
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El tema de la leña también puede influir en la decisión de instalar saunas eléctricas. Piénsalo: hay que tener un almacén donde guardar toda la madera, luego hay que quitar la ceniza que queda… Ya ni hablemos de todo el proceso de encender el fuego y posteriormente vigilarlo. Eso da trabajo. ¿Compensa?
Lo mejor de la sauna de leña
Si quieres vivir una experiencia más tradicional y auténtica, posiblemente te gustará más la sauna de leña. Si el recinto y la estufa están en condiciones, podrás ponerte a temperaturas de 100 grados centígrados si eres generoso con la madera.
Yo particularmente me he encontrado con alguna sauna eléctrica que daba problemas para calentarse. Y aunque estén en condiciones, no hacen subir el mercurio tanto. Para que tengas una referencia, una sauna de 70 grados aún es un poco fría. Aceptable, pero una temperatura mayor también se agradece.
En este sentido, es esencial que la sauna produzca un buen löyly (vapor) al echar agua encima de las piedras, llamadas kiuas. Dichas piedras tienen que alcanzar temperaturas suficientemente altas como para que al echar un líquido encima, este se vaporice al instante. Si la sauna eléctrica no es lo suficientemente potente, el impacto del löyly sobre tu piel no es tan fuerte. Así pues, esa experiencia finlandesa se quedaría un poco a medias.
Si subimos aún el nivel de exigencia, una experiencia aún más auténtica sería la sauna de humo o savusauna. Su nombre lo dice todo. Una estufa sin chimenea y que hace que el humo se quede dentro de la misma habitación. Estas, sin embargo, son aún más escasas que las otras dos clases de saunas. Igualmente, una búsqueda rápida seguro que te permitirá hallar alguna en tu zona.
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Ahora es nuestro turno… de escucharte. ¿Qué prefieres, una sauna eléctrica o de leña? ¡Esperamos leerte aquí abajo!