Laponia es de esas regiones que molan muchísimo. Si eres de los que prefieren montaña (o algo parecido), tienes un montón de opciones para conocer el norte de Finlandia. Saariselkä, Kilpisjärvi, Levi, Pyhä… Pero si te gusta más el mar, deberías saber que también hay una zona que da a la bahía de Botnia a la que llaman Sea Lapland (o Meri-Lappi). Allí se ubica una ciudad llamada Kemi, el destino que te enseñaremos.
En nuestro viaje a Laponia allá por 20190, paramos justamente en Kemi para dormir una noche antes de seguir nuestro camino hacia el norte. ¿Qué puedes ver en menos de 24 horas en la ciudad? ¿Dónde puedes alojarte? Aquí te lo explicamos al detalle.
Lo primero que hicimos en Kemi fue dar el paseo de rigor por las calles del centro. Tuvimos la suerte de que hay espacios verdes habilitados en las principales vías, que hacen de este ejercicio ligero más agradable. Es lo que tienen las ciudades finlandesas, que están siempre ligadas de una u otra forma con la naturaleza.
Kemi es una ciudad relativamente joven. Fue fundada en 1869 y desde un buen principio tomó fuerza gracias a la industria maderera. Antiguamente, la madera era transportada en los ríos. A pocos kilómetros de lo que ahora es el centro de la ciudad encontramos el delta del río Kemi (Kemijoki), que además es el más largo de Finlandia. No es de extrañar, por tanto, que se desarrollara un núcleo urbano de cierto calibre.
¿Cómo lo sé esto? Pues gracias a una visita al centro de cultura de Kemi, lugar que alberga el museo de historia local. Es sin duda uno de los sitios que hay que conocer para descubrir cómo se ha desarrollado la ciudad, qué acontecimientos históricos marcaron su futuro…
Además, en el mismo centro de cultura está el museo de arte. Aunque no sea un recinto precisamente enorme, es un punto interesante para conocer qué obras se crean en Laponia. Cuando fuimos, había una exposición del artista visual Tuomas Korkalo, procedente de Rovaniemi. Con esto, la visita al centro de cultura se hizo bastante completa.
El castillo de hielo de Kemi abierto todo el año
Después de esto, uno de los emplazamientos que hay que descubrir sí o sí es el castillo de nieve (SnowCastle o LumiLinna 365). Da igual si estás a 30 grados o -40, pues siempre estará allí para recibirte. Se trata de una instalación interior que está constantemente a -5 grados. Cuando ya hace frío de verdad, se ponen a construir el famoso castillo exterior. Nosotros fuimos en otoño, así que aún no habían empezado a levantarlo.
¿Qué verás en el castillo indoor? Allí tendrás a tu disposición un bar donde podrás beber directamente de un vaso de hielo o incluso comer algunos de los platos que tienen en su menú. Puedes estar tranquilo, pues aunque haga frío, tendrás debajo de tus posaderas una caliente piel de reno. Mientras tengas la vestimenta de invierno, no sufrirás ni un pelo. Allí también te la facilitarán si es necesario.
Asimismo, podrás contemplar algunas obras de arte hechas, cómo no, con hielo y una pequeña torre en la cual te podrás subir. Desde arriba te podrás deslizar por un tobogán. Tengo que admitir que repetí varias veces y que me lo pasé como un niño. En la entrada te dan una manta para ponerte encima y viene de maravilla para ponértela debajo de tu cuerpo y no coger frío mientras bajas tumbado la pendiente.
El sitio me pareció chulísimo, por si había alguna duda. El juego de luces combinado con el hielo era simplemente un espectáculo. Además, antes de entrar ya te sumerges en cierto ambiente inviernal-navideño, pues está decorado con motivos de la época. También verás una reproducción a escala del rompehielos Sampo, una excursión por el mar Báltico que tiene que ser interesante de hacer en los meses más fríos del año.
Más tarde, he tenido la ocasión de ver el castillo de hielo de Kemi en invierno. Lo montan justo al lado y cuando fui había de todo, tanto para niños como no tan niños. Había las típicas pistas de hielo para deslizarte cuesta abajo con un flotador: ¡mola mucho! También hacen un pequeño laberinto, que nos lleva a un par de zonas de juegos. Uno de ellos es el curling, así que aprovecha para probarlo, porque puede ser la única oportunidad que se te presente. Y lo mejor: toda esta zona es de acceso gratuito.
La iglesia neogótica
En nuestro paso de 24 horas por la ciudad (menos en realidad) pasamos a ver la iglesia de estilo neogótico de Kemi. Esta construcción, según la web de la iglesia del municipio, data del año 1902 y fue levantada por el arquitecto Josef Stenbäck.
Además de por su combinación de colores, un marrón rojizo para las paredes y un gris oscuro para el tejado, la iglesia destaca principalmente por dos elementos. Esos grandes ventanales no se encuentran en cualquier edificio luterano de Finlandia. Asimismo, resulta llamativa su torre principal, visible desde algunos puntos de la ciudad.
Alojamiento en Kemi: Merihovi
Para acabar, un punto clave en nuestra visita exprés. ¿Dónde íbamos a dormir? Después de echar un vistazo a la oferta hotelera, nos decantamos por Merihovi. Se trata de un emplazamiento con ya mucha historia, pues abrió el 27 de abril de 1949. Esto se refleja claramente en todo el establecimiento, desde las fotos del expresidente de Finlandia Urho Kekkonen al lado del ascensor hasta el diseño clásico, pero a la vez moderno y acogedor, de las habitaciones.
Cuando entré en mi habitación, la 413, aluciné. En algunos hoteles la superstición sigue presente y no ofrecen habitaciones con la terminación del 13, pero yo no creo en estas cosas. El lugar en el que dormiría esa noche era precioso, solo hace falta comprobarlo con las fotos. Ya sabía que en Merihovi había una sauna común que iba a utilizar, pero no me esperaba encontrarme con una al otro lado de la puerta del baño. No hace falta decir en cuál me metí, ¿verdad?
A la hora de comer, estábamos buscando sitio cuando una señora nos recomendó almorzar en Ankkuri, bar y restaurante de Merihovi. Tienen una oferta donde las hamburguesas tienen un gran peso, así que decidimos probar una. Tengo que decir que nos gustó y nos sirvió para cargar energías antes de visitar Kemi. Asimismo, de noche tocaba un grupo de rock, así que fui un rato a disfrutar de su música. El bar estaba repleto, así que es mejor es llegar con tiempo para pillar sitio.
Para rematar nuestra estancia, disfrutamos de un desayuno completo y finlandés. No faltaban el salmón, los pasteles de Carelia o Karjalanpiirakka, salchichas ni tampoco opciones más dulzonas como cereales o galletas. Desde luego, nos pusimos las botas probando un poco de todo: teníamos que comer bien antes de emprender el largo viaje que aún nos esperaba hacia Saariselkä.
Después de dormir una sola noche allí, nos tuvimos que marchar hacia el norte. Desde luego que dormimos de lujo en un hotel donde la elegancia y el clasicismo imperan. ¿Volveremos? El tiempo lo dirá.
En 24 horas no hubo tiempo de hacer nada más, aunque lo principal creo que lo habíamos logrado ver. Fue una visita exprés que dio para mucho y en la que nos ayudaron muchísimo los amigos de Visit Sea Lapland, que conocen la zona al dedillo. Incluso fuimos a un pub de la zona, KaraokePub Ramona, que al principio me pareció más bien un… Un sitio de mujeres ligeras de ropa. Pero no, por suerte era un local normal donde pasar un rato agradable y disfrutar del karaoke.
Posteriormente, he descubierto que Kemi tiene como mala fama en Finlandia. La gente la tiene como una ciudad fea. Francamente, me parece que está infravalorada, porque a mí me pareció bonita (no la mejor, pero tampoco como para quemarla). Las casas de madera del centro, los parques, la avenida central… Ciertamente, no supe encontrarle ninguna pega.
¿Tienes alguna recomendación extra sobre qué ver en Kemi? Déjanos tus impresiones aquí abajo.