El verano significa muchas cosas para los finlandeses: tiempo de cabaña y lago, sol a medianoche, buscar arándanos en los bosques… Sin embargo, hay una actividad que también es típica y de la que no siempre se habla: limpiar las alfombras.
Me imagino que a más de uno se le habrá escapado la risilla al leer que esta es una tradición veraniega. Pregúntale a un finlandés cualquiera, a ver si tengo razón o no. Es hora de arremangarse y descubrir de qué va este asunto.
Así limpian las alfombras en verano
El frío remite, las temperaturas ya no conocen de negativos y el sol empieza a imponerse. Con la llegada del tiempo agradable propio del final de la primavera, la gente empieza a preguntarse cuándo pueden sacar sus alfombras para limpiarlas.
Allá por el mes de mayo, empiezan a abrirse los grifos de los puntos de limpieza de alfombras (matonpesupaikka en finlandés). Se trata de instalaciones dotadas de todo necesario para llevar a cabo este trabajo manual: agua, mesas, zonas de secado… Lo único que tienen que llevar de casa los finlandeses es el jabón (mäntysuopa, jabón de pino) y un buen cepillo (juuriharja).
El agua con la que se lava las alfombras puede venir del río, el lago o simplemente de la red de abastecimiento. En el caso de no ser esta última opción, hay que cuidarse de no limpiar telas blancas. El agua de los ríos o lagos puede que tenga algo de suciedad, así que el blanco puede que acabe pillando un poco de color.
Así se hacía antiguamente
Tradicionalmente, estos sitios siempre han estado al lado de ríos o lagos. Como ya podrás imaginar, antes se metían las alfombras directamente en el agua. Y claro, luego el jabón acababa donde acababa. Leyendo un artículo de la revista Kotiliesi, sí que es cierto que el mäntysuopa que se usa siempre solía ser un producto natural, pero en la actualidad sus ingredientes incluyen el metanol -alcohol- o la sal. No suena muy ecológico soltar esos ingredientes en entornos de esta clase.
Hoy en día los puntos para limpiar alfombras siguen ubicándose al lado de cualquier superficie acuática. En algunos casos no es más que por tradición, porque el agua viene ya muchas veces de la red y al final se va por el desagüe. De esta forma, nos evitamos esos perjuicios para el entorno.
Justo sobre este tema he leído en la web oficial de Tampere que desde 2002 ya solo se permite que el agua sucia de estos puestos vaya al desagüe. Antes directamente había como una extensión en los embarcaderos donde se lavaba directamente encima del lago.
Seguimos hablando de todo lo que es la limpieza, pero también hay otra parte importante: el secado. ¿Has probado de coger una alfombra totalmente mojada? Pesa una barbaridad y va soltando agua como si de un grifo abierto se tratara. Por suerte, también se pueden colgar allí mismo para que se vaya secando. Luego si lo quieres dejar allí e irte o cogerla aún húmeda y llevártela a casa, eso es cosa tuya.
Con la llegada del otoño, la calma vuelve a imperar en estos lugares. A partir de septiembre, se cierra el grifo y el que fue de un sitio ciertamente concurrido en verano vuelve a reposar hasta la siguiente primavera.
Estoy seguro de si has ido por algún pueblo de Finlandia te habrás percatado de que había estas estructuras metálicas con forma de medio barril. Y puede que no supieras de qué se trataba o qué hacía la gente allí. Pues ahora ya lo sabes. ¿Te ha parecido curiosa esta tradición finlandesa de verano? ¡Déjanos tus impresiones en los comentarios!