Este verano, he tenido la oportunidad de descubrir Finlandia de una manera diferente a lo que estaba habituado: en bici. No es que sea precisamente la persona más atlética, pero me gusta la aventura y probar cosas nuevas, así que me lancé, cogí la bici y a pedalear se ha dicho.
¿Cómo es eso de viajar por Finlandia en bicicleta? ¿Cómo son las carreteras por ahí para la práctica del ciclismo? ¿Qué cosas puedes esperar ver por el camino? Voy a contarte todo lo que sé según mi experiencia. ¡Allá vamos!
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Así era mi recorrido
Lo primero, ¿qué ruta elegí para recorrer? Pues con la ayuda de Google Maps, diseñé mi viaje desde las afueras de Helsinki hasta Salo. 150 kilómetros en cinco días, es decir, una media de 30 kilómetros diarios que hice con una bicicleta que me dejó mi tío (afortunado de tener familia allí).
Creo que es importante que cada uno escoja su recorrido ideal dependiendo de sus capacidades físicas y creo que esta media me permitía completar bien la distancia diaria. La cosa es que también quería hacer paradas para visitar sitios sin estrés ni mirar el reloj, comer donde quisiera y con tranquilidad… En ese sentido, creo que lo clavé.
Salí desde la zona de Helsinki, pero para evitarme el rollo de ir por la ciudad cogí el metro en dirección a Kivenlahti. Desde allí, llegué rápidamente ya a ver un ambiente mucho más rural y el ajetreo de la ciudad logré evitarlo.
Rutas ciclistas en Finlandia
El camino que diseñé para llegar a Salo era así: Kivenlahti – Inkoo – Billnäs – Perniö – Mathildedal – Teijo – Salo. El trayecto que me indicó Google Maps pasaba por carretera, caminos de arena y gravilla, zonas que parecían no llevar a ningún lado (aunque al final sí lo hacían) y una zona por la que estaba en teoría prohibida la circulación y por la que negaré haber pasado si me pregunta un juez. Creo que la señal de prohibido iba más para coches, porque más adelante creo que era zona de Parque Nacional y había rutas señalizadas (o eso dicen, porque oficialmente no sé nada).
EuroVelo
Por si no lo sabías, hay una serie de rutas ciclistas a nivel europeo llamadas EuroVelo. Yo lo desconocía hasta el momento en el que me puse a pedalear y vi señales en el camino que así lo indicaban. Son una serie de caminos por toda Europa que están pensados para ir en bici. En la web de Bikeland puedes ver las que atraviesan Finlandia, que son las rutas EuroVelo 7 (solo incluye un trozo pequeño en Laponia), 10, 11 y 13. Hay algunos tramos que también van por Rusia y que obviamente hay que evitarlos.
Es importante apuntar que las rutas EuroVelo (EV) no están todas señalizadas. Solo en el tramo EV 10 hay indicaciones de por dónde va el trayecto, concretamente entre el tramo de Vaalimaa y Vaasa. Así pues, hay que tirar de GPS para no perderse.
Así ha sido la experiencia
Dicho esto, ¿cómo ha sido la experiencia de viajar en bici por Finlandia? Pues a pesar de hacer el recorrido solo de principio a fin, me resultó muy divertido como aventura. Mayoritariamente iba circulando por carreteras muy tranquilas, en las que los coches no suponían ningún problema.
Eso sí, te recomiendo evitar a toda costa ir por carreteras principales los viernes, por lo menos en verano. Es el día en el que los finlandeses ponen rumbo al lago y, bueno, se nota en el tráfico. Empecé a circular un viernes justamente y había tramos que iba por la carretera Rannikkotie, que sale de Helsinki hacia el oeste. Por suerte, el arcén era enorme y no molestaba, pero siempre es más agradable pedalear en zonas más tranquilas.
Como seguí el consejo de Google Maps, me metí por unos caminos que la aplicación me recomendaba para ciclistas. Y en parte molaba mucho, porque me dirigía hacia caminos de bosque y campo en los que estaba seguro que no iba a haber tráfico. A veces me preguntaba si llegaría a donde tocaba, pero por suerte casi siempre llegaba bien.
Una vez, el navegador me hizo atravesar unas vías de tren (se ve que había un caminito estrecho, que yo los denomino como de conejos). En otra ocasión, me metió por una zona en teoría restringida para el tráfico, pero no dejaba de ser bosque lo que había por delante. Pero bueno, no pasó nada por suerte y aquí estoy para contar la anécdota.
En estos parajes prácticamente remotos a los que me llevaba Google Maps sí que hay que prestar atención por los posibles animales que pueda haber. Creo que era el segundo día cuando me dirigía a Billnäs que en un momento vi en un lado un ciervo enorme (no era un alce, eso seguro). Estaba como en una pendiente bastante pronunciada, a unos 20 o 30 metros calculo. Ahí aluciné, sobre todo por su tamaño, pero para mi desgracia el animal huyó. ¡Pero qué majestuoso que era!
Seguridad
Uno de los puntos que puede que te preocupen es, sin dudas, la seguridad. En general, en Finlandia no te tienes que preocupar por temas de delincuencia y tal, independientemente de si eres mujer u hombre. Hay otros factores que sí debemos tener en cuenta.
Lo mejor es evitar carreteras principales, básicamente para no tener que lidiar con los coches. La mayoría de los conductores que me encontré respetaban bien la distancia con los ciclistas, pero siempre es más cómodo ir por zonas tranquilas. Eso sí, ahí hay que prestar especial atención ante posibles animales que se te puedan cruzar, ya sea un zorro, un ciervo o incluso un alce.
¿Pero sabes cuál era mi principal preocupación? No pinchar. Por si acaso, llevé conmigo un pequeño set de reparación de ruedas que, por suerte, no tuve que utilizar. Pero si me llega a pasar algo, y más por los caminos de conejos por los que rodé, hubiera sido un coñazo tener que ponerme quitar la rueda y tal.
¿Dónde dormí?
Y otra de las claves del viaje: ¿dónde me alojé? Yo opté por lo más sencillo: reservé en los sitios más baratos que había en mi ruta y puse estos alojamientos como mi destino final para cada etapa. Además, como había esos 30 kilómetros de media entre cada lugar, no me tenía que preocupar de si iba a llegar a tiempo o si tenía que hacer un esfuerzo extra.
En la mayoría de sitios donde dormí en mi camino en bici por Finlandia estaban preparados. Y de no estarlo, me ofrecían meterla en algún tipo de almacén. Pero lo más top fue en un motel de Inkoo, llamado Ingala, que directamente me dijeron que podía dejarla en mi habitación.
Como ya ves, todo fue sobre ruedas, y nunca mejor dicho. Tuve que prepararme físicamente, comprar ropa para pedalear con comodidad, pero todo valió la pena. Ahora cuéntanos: ¿has viajado en bicicleta por Finlandia alguna vez? ¿Te molaría probarlo? ¡Cuéntanoslo aquí abajo!