¿Qué diferencias hay entre las escuelas finlandesas y las españolas? Eso es lo que hemos preguntado a tres profesoras que pasaron un tiempo haciendo prácticas en el país nórdico y que ya han podido sacar sus conclusiones. Desde luego, la imagen que aparentemente les ha quedado es que por el norte la educación es bastante mejor.
Andrea Muñoz es una de las chicas que estuvo un tiempo haciendo prácticas en el Kirkkojärven koulu, en Espoo. El día en el que conoció el colegio le sorprendió «el número de alumnos que hay por clase», pues «son muy poquitos» y encima les correspondía dos profesoras a cada aula. Estas buenas vibraciones iniciales se fueron consolidando, como veremos a continuación.
En su caso, Muñoz pudo presenciar durante cuatro meses clases de diferentes cursos, desde preescolar (con niños de seis años) hasta primaria. Absolutamente todo lo que observó dentro del colegio le sorprendió, como el hecho de que haya diferentes horarios entre los alumnos de una misma aula.
¿Cómo es posible que los niños de un mismo curso entren y salgan a distintas horas? «Me explicaron que era para tener dos horas con la clase más reducida«, responde Muñoz, lo cual permite hacer actividades «que requerían más atención individualizada». Lo que ocurre es que la mitad de los estudiantes hacen un horario de 8 a 12 horas y la otra mitad, de 9 a 13 horas.
En el caso de esta escuela de Espoo, el criterio que seguían para separar a los alumnos -ya de por sí la ratio es baja- era su conocimiento del finlandés. Había muchos inmigrantes procedentes de África o Rusia y que apenas hablaban el idioma. «Solían salir a una clase llamada aula enlace con una profesora y hacían juegos para practicar la lengua. Y los otros, pues actividades de lectura o de escritura», señala Muñoz. A la vez, recalca que este era el único momento en el que tenían el libro sobre la mesa. Repito: solo una hora con un libro encima del pupitre. Sería impensable en España.
En cuanto al día a día, Muñoz destaca que después de las clases, de 45 minutos, los niños salen a un patio que, lejos de parecer una cárcel, están abiertos y no tiene valla alguna. En España ya sabemos cómo va: tres horas sentados, el recreo en una pequeña zona cerrada… Además, los pequeños finlandeses no se quedan todo el rato en las instalaciones de la escuela. «Todas las semanas hacíamos una excursión fuera del colegio», como a la biblioteca de Espoo, a ver una actuación de los cuentacuentos, el teatro de sombras, también iban a patinar sobre hielo o visitaban el parque de bomberos, el bosque o algunos museos, rememora esta profesora.
LEER MÁS | Este es el trabajo de una profesora española en Finlandia
Por tanto, no es de extrañar que los niños finlandeses adoren ir a la escuela, todo lo contrario que en España. «Para ellos era un castigo el día que no iban al colegio porque estaban enfermos», apunta Muñoz. Ahora que enseña a quienes serán el futuro del país ibérico, ha podido observar de primera mano que los pequeños «fácilmente se pueden tirar tres horas sentados, y encima parece que se busca y se exige que los niños estén quietecitos, que no hablen nada y no nos damos cuenta de que son niños».
Las diferencias en la figura de los educadores también las ha apreciado. «Hay mucho respeto hacia ellos por parte de los alumnos y familias. Luego están muy bien preparados. Para llegar a ser profesores allí, hace falta mucha formación y pasar pruebas. No es como aquí que cualquiera que quiere estudia y a lo mejor no vale ni tiene verdadera vocación», afirma Muñoz.
Damos el salto ahora hacia un colegio a unos kilómetros de Tampere, donde Marta Delgado estuvo dos meses tomando nota del día a día en un aula de sexto curso. Aunque esta experiencia fue en general positiva, se muestra crítica con algunos aspectos, como la inclusión de los discapacitados. «Comían separados del resto de los alumnos» e incluso entraban al centro por puertas distintas, recuerda, mientras que en España «pasan algunas asignaturas, la mayoría artísticas, con el toda su clase», toman el almuerzo o juegan juntos en el patio.
A parte de esto, Delgado también destaca la libertad que daban los profesores en el aula. «Sin embargo, en ocasiones eso podía llegar a ser algo negativo, porque algunos se ponían con el móvil y los cascos y otros se dormían», aclara.
Pero no todo va a ser malo. Por ejemplo, la relación de los alumnos y los docentes. «Algunos los abrazaban o hacían bromas con ellos», exclama con sorpresa. Ahora bien, cuando los maestros mandaban empezar la clase, los estudiantes obedecían e iban a sus asientos. Luego, con la lección ya comenzada, «podían pararla por estar hablando de alguna noticia o vivencia que había tenido alguno de los alumnos. Hasta algunos profesores contaban anécdotas de sus hijos». En España sería rarísimo ver algo por el estilo.
Enseñando matemáticas utilizando la música
Ya a la hora de dar materia, Delgado no apreció muchas diferencias entre ambos países. Lo que sí que quiere destacar es alguna innovación en Finlandia, como la de enseñar matemáticas con la música. Como les resultaba difícil la suma de fracciones, utilizaban corchetes como referencia. «Cada uno representa una fracción y la suma de estas se simboliza con un doble corchete», resume, y de esta forma «se les hacía más sencillo así el aprendizaje».
Durante su estancia, esta profesora -que, por cierto, enseñó castellano a los pequeños- quedó sorprendida por la motivación de los niños. Mientras en España «todos agachamos la cabeza para evitar que nos pregunten, allí todos quieren ser protagonistas y responder lo mejor posible».
Siguiendo por los alrededores de Tampere, hablamos con otra docente en prácticas, Iratxe S., que permaneció otros dos meses en el centro Kauraslammen Koulu, al norte de Ylojärvi. Lo primero que le impactó fue ver a los menores descalzos por las instalaciones.
Las clases que Iratxe vio solían iniciarse así: «Antes de empezar la materia, se ponían en un círculo con la profesora y hablaban sobre su fin de semana o su día». Asimismo, al contrario que Delgado, sí se percató de grandes diferencias entre España y Finlandia a la hora de enseñar. En este sentido, afirma que «por ejemplo, lo que aquí en España sería Conocimiento del Medio, a nosotros nos dan teoría y teoría y si hay suerte nos ponen un vídeo. Mientras, allí lo llaman Ciencias y en mi caso los niños tenían permiso para salir de clase mientras trabajaban en grupo e ir a aulas de estudio. Además, para estudiar por temas, en el libro les aparecían algunos experimentos y sin ningún problema podían salir a la calle a coger tanto piedras como muestras de nieve». La tarea de los docentes se centraba en supervisar, ayudar y aclarar conceptos.
Después, había una asignatura de esas que en España, «ni pensarlo». Trata sobre tareas del hogar: «Les enseñan a hacer galletas, poner lavadoras, trabajar la madera o hacer comida».
LEER MÁS | Así de vivo está el sueco, el segundo idioma oficial en Finlandia (y que se estudia en los colegios)
Para acabar, la pregunta clave: ¿es posible copiar el sistema educativo finlandés? Iratxe tiene claro que no se puede trasladar tal cual, pues muchas cosas dependen del tipo de sociedad que hay. Eso sí, cree que hay prácticas motivadoras que sí se podrían incorporar en España. «Los niños están muy desmotivados a la hora de ir al colegio y veo muchas cosas aplicables como juegos o enseñar de forma más divertida. De todas formas, en Finlandia sigue habiendo profesores que trabajan de forma tradicional en algunas asignaturas, pero la mayoría trabajan de manera práctica y yo creo que esa practica con juegos es posible adecuarla a nuestra educación», sentencia.
Desde luego, nos hemos encontrado con tres testimonios muy interesantes para valorar la educación que se imparte en ambos países. De todo lo que nos han contado estas tres profesoras, ¿qué es lo que más te ha impactado?
Muy interesante! Deberíamos aprender más de ellos.
Desde luego! Hay que tomar nota de todo lo que hay por Finlandia y que se pueda aplicar en otros lugares 😛
Gracias por comentar!
Saludos!
Hola!
Me sorprende prácticamente todo de la educación finlandesa, ya que tienen la virtud de fusionar diversión con responsabilidad 🙂
Tengo que apuntar que no conocía la libertad de espacios que tienen los niños durante la hora del recreo al no estar delimitado por vallas. Me pareció curioso.
Un saludo 😀
Hola Alberto!
Precisamente el detalle de los patios abiertos es uno de los más conocidos en la educación finlandesa. Desde luego, en España me parece inimaginable. En mi instituto -en Mallorca- solo dejaban a los de bachillerato salir fuera del centro en los recreos, y recuerdo que alguno aprovechaba para fumar un porro… lo cual se notaba una vez en clase. En fin, un detalle tonto que quería comentar xD
Gracias por dejar tu comentario! 😀
Saludos!
Cuanto nos queda por aprendar!
Hola.
El dato que más me ha llamado la atención ha sido el que haya dos profesores por aula. Es algo que en España es inimaginable, contando con una ratio de 28 niños (en mi caso, en Educación Primaria) incluyendo niños con necesidades educativas especiales para un solo docente.
La verdad que me he quedado con ganas de saber más sobre la educación finlandesa, esa que está tan arriba en los informes Pisa y en titulares de todas las noticias sobre educación a nivel mundial. Me gustaría ver un post en el cual se entre más en materia, en lo que es un día desde que entran hasta que salen los niños de la escuela, detallado. Tengo mucha curiosidad por este tema, y sobre todo, por intentar cambiar o mejorar un poco el sistema que tenemos nosotros.
Muy buen tema elegido.
Un saludo.
Hola María! Muchas gracias por dejar tus impresiones. Tomo nota también de tu sugerencia sobre el día de los niños en la escuela, creo que puede ser interesante. Te animo también a que navegues por el blog para saciar un poco tus ganas de conocer sobre el sistema educativo finlandés. Además de los enlaces que puedes ver en esta misma entrada, también te recomiendo este otro post:
https://michanenfinlandia.com/2013/02/10/algunas-notas-sobre-la-educacion-finlandesa/
Es ya una entrada antigua, pero te dará algunos datos más que te proporcionarán mayores conocimientos.
Por cierto, he dicho ya que los niños comen en la misma escuela hacia las 11 de la mañana?
Saludos!
Lo primero: Finlandia dedica del orden del 7,2% de su PIB a educación.
Gracias por este apunte, Salvador. Desde luego, es un dato que hay que tener en cuenta para valorar la calidad de la educación finlandesa.
Saludos!
Yo tengo mucho contacto con amigas finlandesas que son colegas de profesión (honestamente, creo que es las buenas paellas que les preparo en verano) y lo que más me llama la atención cuando voy es el buen rollo que despide todo el mundo y la paz que se respira, tan estupenda para trabajar. Alumnos, profesores… a todos los docentes les encanta lo que hacen y son muy buenos en lo suyo, pero tienen también unos rasgos de personalidad muy concretos que les hace grandes docentes: gente muy generosa, de mentalidad abierta… de todos y cada uno de los docentes finlandeses que he conocido he acabado haciéndome amiga. Tengo entendido que les hacen unas entrevistas antes de ser contratados tremendas, corrígeme si me equivoco. Por otra parte el espacio ayuda mucho: es amplio, amigable, todo el mundo se siente tan cómodo que no hace falta la valla perimetral. Las aulas tienen el aislamiento térmico y acústico de un estudio de radio, los techos altos y las ventanas amplias para facilitar la ventilación. Las salas de profesores invitan a compartir conocimientos. Trabajan las horas justas para poder preparar muy bien sus clases. Nadie necesita salir huyendo, los profes los primeros, en cuanto suena el timbre.
En cambio en España sabes que pasas por delante de un colegio por los chillidos y la tensión que se respira a muchas manzanas de distancia. ¿Hace falta que todo el mundo acabe sordo?
¡Muchas gracias por dejar tu comentario! Sobre las entrevistas de trabajo, no sé cómo de duras serán, pero de por si entrar en la carrera docente es complicado.
El tema del aislamiento térmico es necesario en general en cualquier edificio de Finlandia. Si no lo tiene, pasar el invierno en la escuela sería sencillamente inviable.
Saludos.