A apenas 50 kilómetros de la frontera con Rusia se localiza la tranquila ciudad de Kuhmo. Además de ser la puerta hacia el país vecino, destaca por ser un importante emplazamiento cultural. Sin ir más lejos, allí se encuentre el centro más importante dedicado al Kalevala, la epopeya nacional finlandesa.
Puede que el nombre de esta ciudad no te suene, porque no suele reflejarse en las guías de turismo. Para eso estamos aquí: para ir más allá y conocer su oculto atractivo.
Con menos de 10.000 habitantes, Kuhmo está localizada al sur de la provincia de Kainuu, en el centro del país y junto a la frontera con Rusia. Es un paraje donde los amantes de los lagos acabarán desmayados de la emoción. Como diría un ilusionista, «agua por aquí, agua por allá». Sus tierras, según la web del Ayuntamiento, atrajeron a personajes ilustres de la talla de Elias Lönnrot, el escritor del Kalevala, o el pintor Aleksi Gallen-Kallela, cuya obra en parte incluye elementos de la epopeya nacional.
Qué ver en Kuhmo
Uno de los puntos que nunca dejo de visitar de las poblaciones que recorro es la iglesia, por lo que Kuhmo no podía ser una excepción. El edificio se levantó en 1816 por obra del constructor Jacob Rijf, según la parroquia de Kuhmo. El campanario, situado en una torre aparte, no se acabó de construir hasta 1862. El arquitecto encargado de este proyecto tal vez te suene: se llama Carl Ludvig Engel y anteriormente ya diseñó el parque de Esplanadi o la catedral luterana de Helsinki.
El estilo de la iglesia de Kuhmo, hecha de madera, es muy parecido al de otras construcciones religiosas de Finlandia. Ese color amarillento combinado con el oscuro del techo te recordará mucho, por ejemplo, al del templo cristiano de Lemi, la capital del metal.
A cuatro pasos de este emplazamiento encontramos Juminkeko, el centro dedicado al Kalevala más importante del país. Su gran archivo es un atractivo para los investigadores que deseen buscar entre sus documentos las zonas oscuras de la epopeya.
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El público en general también tiene cabida en este espacio, que también proporciona información sobre la región de Carelia. Suele acoger distintas exposiciones temporales que además sirven de punto de partida para que las guías te vayan explicando diferentes historias del Kalevala. Después tendrás la oportunidad de consultar algunos de los vídeos (¡en español!) que siguen desarrollando lo que te acaban de contar. Por si aún te ha parecido poco, te enseñarán cómo es este singular edificio. ¿El precio? Cinco euros, o dos si eres jubilado, menor, estudiante o parado. Francamente, la experiencia que recibí en Juminkeko hizo que lo que pagamos fuera ridículo. Muy buena atención por cuatro duros.
La naturaleza que rodea la ciudad
Otro de los encantos de Kuhmo es su cercanía con la naturaleza. Como buena ciudad finlandesa, tiene agua por todos los lados. ¿No crees que un paseo por la orilla de los lagos puede ser de lo más relajante?
Por cierto, ¿sabías que cerca de Kuhmo podrías ver un oso? Estos mamíferos llegan a Finlandia pasando por la frontera rusa, por lo que esta ciudad se postula como uno de los destinos para avistar a estos animales. A mí ya me avisaron de esta posibilidad, aunque no tuve suerte. Si tú quieres probar suerte, tal vez deberías acudir al centro de visitantes de Petola.
En mi corta visita me dejé un par de lugares sin explorar. Toma nota por si te interesa. El museo de Tuupala es una de las paradas pendientes. Su entrada es gratuita y cuenta la historia de los habitantes del municipio desde el siglo XIX. Otro que me perdí es el museo de la Guerra de Invierno (1939-40), que relata este conflicto armado desde el punto de vista de las luchas, las evacuaciones… Si además visitas esta localidad en junio, deberías saber que allí se celebra el festival de música Sommelo.
Dónde dormir en Kuhmo
Si vas a pasar un día en Kuhmo, seguramente necesitarás un sitio donde dormir. Al ser un núcleo urbano alejado de las grandes masas turísticas, hay pocos establecimientos hoteleros.
En nuestra estancia en la ciudad nos fijamos en Matkakoti Parkki, pues era la opción más económica del lugar. Dormimos en una habitación para dos personas por 70 euros. El precio incluía un desayuno sencillo, Wi-Fi y la sauna por la tarde.
Realmente resultó ser un sitio agradable. El dueño parecía muy majo, así como el resto de huéspedes con los que tuve el placer de hablar en la zona común del alojamiento. Si lo deseas, puedes hacerte un té o lo que sa en la cocina que tienen, además de ver la tele o leer el diario del día. Un dato importante: cierran las puertas de entrada hacia las 10 de la noche.
La habitación en sí era muy sencilla, estaba muy limpia y dormimos de manera holgada. Era todo lo que pedíamos. Es cierto que antes de cerrar los ojos se escuchaba el ruido de pasos que provenían de fuera, pero al ser un sitio tan silencioso de noche no tuve problemas para conciliar el sueño.
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Desde luego, con lo pequeña que es la ciudad tiene una oferta más que interesante. ¿Tienes alguna recomendación más que añadirías a esta guía? Háznosla saber aquí abajo 😉 .